LUCIÉRNAGAS QUE TIEMBLAN

Reducimos la cotidianidad a las necesidades básicas, olvidando que en esencia es la mística lo que acerca al ser humano a la exigua felicidad, si es que acaso existe. Llevar esta premisa al arte es posible si en el momento de crear, el artista empatiza produciéndose la virtud de equilibrar lo tangible, lo espiritual, lo sencillo y lo trascendente.  

En el trabajo de Olga Albillos confluyen todas estas ideas. Su producción aborda lo instalativo, lo digital y lo hondo. Conceptualmente, deconstruye ideas, recibidas y categorizadas, que son generalmente aceptadas y que orienta hacia una nueva subjetividad colectiva a partir de su propia interpretación de los hechos, convirtiéndolos en formas. 

En su modo de abordar la creación, vivencias, cronologías y enfoque narrativo con tintes autobiográficos se funden con lo puramente sensorial, apelando de forma latente pero constante a unas realidades intangibles que materializa, en este proyecto, en luz -y sus ausencias-, en relieves que se mimetizan con el soporte en que es colocado, en humo o en translucencia. Estrategias espaciales tratadas como símbolos naturalizados.  (...)  (Cachito Vallés. Junio 2023)